martes, 27 de junio de 2017

De la casa



En el que satisface un pensamiento ante la Catedral Metropolitana

A Luis Flores
por el primer verso

¡Dos bolsas de Sabritas, quince pesos!
Gritaba la señora de la esquina
como los himnos negros y los rezos
que brotan de una pila neoyorquina.

Allá vienen la chota y sus sabuesos
para arrastrar su presa a la neblina
más son los polizontes tan obesos
que la señora escapa transfelina.

Terror para nosotros, los civiles,
frente a la ventanilla de las quejas,
la espera de otras guerras mercantiles,

pogromos, mataderos para ovejas,
en esta diagonal de los alfiles
que aquí ya presentimos tras las rejas.